Carta a mi mamá, ahora que soy madre.

Hermosa mamá:

Que cierto es el dicho que dice: «hijo eres, padre serás». Cuando somos niños, nunca se nos pasa por la mente lo que en algún momento significará ser padre o madre.

Hoy que soy mamá, siento que mi hijo es la bendición mas grande que como mujer he podido recibir, ser mamá es un don Dios.

Recuerdo que siempre decías: «mis hijos son mis tesoros» y hoy me pongo a pensar ¿qué es un tesoro? pues seguramente cuando lo decías con tanto orgullo, sería lo mas preciado que pudiste llegar a tener en tu vida.

Miro hacia atrás y observo con mucha admiración todo el esfuerzo que siempre hiciste por nosotros, por toda la familia.

Hoy que soy adulta y toda una mujer, me pongo a imaginar quizás todos esos días en que te sentías cansada, agobiada y aún así te levantabas a cumplir con tu hogar, tu trabajo.

¿Cómo la hacías mamá? ¿Cuál era tu secreto?

¿Cómo hiciste para llevar tu matrimonio en las buenas y en las malas?, ¿Cómo hiciste para ser ama de casa, y profesional a la vez?

Cuando sentías que no podías mas, ¿Cómo hacías?

No se cuales sean tus respuestas a todas estas preguntas, porque lamentablemente hoy ya no estas conmigo y sé que gozas del cielo eterno, pero también sé que siempre fuiste una mujer luchadora y que aunque no sé como le hacías, siempre le encontrabas solución a todo.

Tenias un poder de superación impresionante, ejemplo que siempre llevaré en mi corazón.

Una de las cualidades que mas aprendí de ti, fue la perseverancia, de luchar siempre espiritualmente con la oración, también luchar por nuestros sueños, pero siempre cuidando la voluntad de Dios en nuestras vidas.

Mamá, hoy que soy mamá tambien, una de las grandes preocupaciones y las mas comunes que pasan por mi vida es como voy a resolver muchos asuntos en un mañana, si, a veces siento ansiedad por el futuro.

También me he dejado golpear bastante por el pasado y no vivo el presente como debe ser… siento que pasan los años, los meses y la vida.

Pero cuando me siento de esa manera, también hay enseñanzas tuyas y recuerdos que me llenan de esperanza, por ejemplo, recuerdo cuando decías unos meses antes de tu partida: ¿De que sirve ganar tantas cosas materiales, si a la final lo realmente importante es ganar la vida eterna?

Son palabras que jamás olvidaré y hoy las tengo tan presente en mi vida!! porque le da un sentido inexplicable a mi vida.

Me ha hecho reflexionar que siempre estamos buscando con que saciar esa necesidad de querer mas y mas y en consecuencia de ello, hacemos cosas que no debemos, como por ejemplo: cambiar nuestros principios y valores con tal de encajar con alguien o a veces queremos controlarlo todo buscando una perfección y estabilidad para siempre, cuando en realidad es algo imposible.

La vida es de altos y bajos y se que debo aprender a vivir con ellos.

Gracias a ti madre, entendí que cuando colocamos a Dios en primer lugar, todo lo demás vendrá por añadidura y que la oración es el único alimento para el alma, lo único que nos puede quitar esa ansiedad que cargamos diario.

Inspirada en tu forma de ser y en tu crecimiento espiritual, llegué a descubrir que somos seres creados por un SER INFINITO, que tenemos ansiedad por lo infinito y que por esa misma razón, nos queda esa sensación que nada en este mundo nos llena nuestros vacíos, que por mas que busquemos llenarlo con cosas pasajeras, nada satisface completamente.

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En cambio si conocemos a Dios, nos alimentamos de El diariamente, podemos estar pasando la peor situación de nuestra vida, pero con El, nada nos perturbará.

Sin duda mamá, la mejor herencia no ha sido las cosas materiales, eso no.

Lo mejor que me pudiste dejar fue tu espiritualidad, enseñarme a la Santa madre Iglesia, esa misma que nos dice que aunque no tengamos el 100% de felicidad en la tierra, si somos guerreros y superamos las pruebas y obstáculos, seguramente alcanzaremos el cielo eterno.

Me enseñaste que cuando estemos en gracia de Dios, cualquier situación que tengamos en cualquier aspecto de nuestra vida la podremos soportar si en verdad confiamos en El.

Gracias porque solo con lo simple y a la vez lo mas importante, me enseñaste que el camino de la vida no es fácil y que no solo el reto de ser mamá, sino todos aquellos retos que se presenten a lo largo de mi vida, agarradita de la oración tendré las respuestas y soluciones que necesito y así podré vencer cualquier obstáculo.

Gracias porque me enseñaste que cuando somos mujeres de fé y en gracia de Dios, podré ser la mejor mamá y mujer para mi hijo porque la fuerza no solo vendrá de mi, vendrá de El.

TE AMO.

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